La insistencia en la imperiosa necesidad de Argentina de atraer Inversiones Extranjeras Directas (IED) para consolidar el crecimiento, además de falsa en los términos en que se formula, esconde la “promoción” de las políticas económicas neoliberales que además de haber fracasado estrepitosamente, sólo sirven a los grandes intereses nacionales e internacionales. La Argentina dispone de recursos naturales y financieros necesarios para el crecimiento y las inversiones extranjeras vendrán como consecuencia de éste desarrollo y no al revés.
La prueba de que Argentina no tiene que escuchar esos consejos malintencionados es el caso de una nación como China, donde se estima que el 80% de las inversiones se originan de empresas ficticias que son registradas por funcionarios chinos corruptos en paraísos fiscales extranjeros, y que luego transfieren el dinero lavado en China como inversión extranjera directa. Sigue leyendo
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